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17 December 2014

Más vale tarde que nunca o recordar es volver a vivir.

Estoy consciente de que ya casi se acaba el 2014, y que septiembre quedó muy atrás, pero no quiero dejar ningún post olvidado o guardado en el cajón antes de iniciar el nuevo año, así que aquí va este, que por alguna razón no había publicado, pero que está muy cervecero y no me quería quedar con las ganas. ¡Saludos! ;-) 

Septiembre 2014.
Desde que empezó a despedirse el verano, lo cual coincidió con descubrir un camino rápido para llegar a Ambrosetti - una tienda boutique de cervezas artesanas y de especialidad, cercana a mi domicilio - procuro equiparme con variedad de cervezas cada vez que hay oportunidad. Los precios no son muy diferentes a las cervezas industriales o muy comerciales que se encuentran en los supermercados comunes. Obvio, hay excepciones.

El asunto o problema es cargar las mercancía lupulada o maltosa en la mochila, mientras camino o viajo en el metro. Aveces voy en bici, pero hago como una hora y media de viaje. Sí, eso es "cercano a mi domicilio", así la vida y las distancias en las grandes ciudades.


Durante el mes de septiembre, los últimos picnics bajo el cielo azul y tardes cálidas, el lonche fermentado no pudo faltar y mis visitas a Ambrosetti se intensificaron.



Les comparto algunas de las cervezas que disfruté en ese entonces, la mayoría en el parque Gleisdreieck, un parque relativamente nuevo en la capital alemana, inaugurado en marzo del 2013, donde se juntan tres importantes líneas del metro, así como decenas de familias a disfrutar el buen clima (cuando hay buen clima). El parque es grande e ideal para hacer ejercicio: caminar, andar en patineta, patines, bicicleta, etc...o para organizar picnics...

Algunas de las cervezas ya las conocía, otras no, van a las que les tomé fotito:
 
Cervecería Rastherrn. Estilo Pale Ale. Hamburgo, Alemania.

Cervecería Maisel Weissels. Estilo Pale Ale. Bayreuth.

Cervecería Crew Republic. Session Indian Pale Ale. 3.2 %. Munich.
 
Cervecería Camba Baviera. Estilo: IPA. 8 % alcohol. Origen: Baviera

Cervecería Camba Baviera. Estilo: India Pale Ale. 6.5% Origen: Baviera
 
Nota: personalmente prefiero tomar cervezas en vaso o copa de vidrio, pero en un picnic pues es un poco complicado, mejor dicho, pesado cargar todo el "kit" subiendo y bajando escaleras del metro. O cargo las cervezas o cargo vasos. Decisión fácil je je ;-) 
Hielerita contenta :-)


También en septiembre, para apreciar el cambio de colores de la naturaleza en la ciudad, me dediqué a dar algunos paseos en bici o a pie, y al final: una merecida fermentada:

Cervecería Rot Fux. Estilo Pale Ale. Origen: Frauenau, Selva Negra. Alemania

Cervecería: Brouwerij Lefebvre. Estilo. Especial. 8%. Origen: Bélgica. Ganadora de una medalla de bronce:

Cervecería Westmalle. Estilo:Trapista Dubbel. 7 %. Origen: Bélgica.

Así el verano tardío, muuuy tardío en el 2014 ;-)

27 August 2014

Mi Beerano Cervecero 2014 (#MBC14)

Aquí en Alemania, el verano ya se fué, sólo quedan días semisoleados en los que no se sienten ni veinte grados centígrados; por ello, y antes de que se congele mi baúl de los recuerdos, quiero compartir en este post lo más destacado de mi verano.

Además, de que es un texto especial, como respuesta a la convocatoria del blog "Lupuloadicto" de compartir textualmente y gráficamente experiencias, relatos, anécdotas sobre "Mi beerano cervecero 2014"
. ¡Me encanta la idea!, ¡muy buena iniciativa!, ¡va!:

Fué mi primer verano en Berlín, ciudad maravillosa, con un magnífico clima: sol y calor. De hecho es la primera vez que vivo un auténtico verano en Alemania, no podía creer que fuera tan cálido y tan luminoso. Por lo tanto, ¡lo disfruté al máximo!.

 
- Inició con la fiebre del Mundial de Fútbol. El ambiente futbolero que se sentía en toda la ciudad era de fiesta. Yo no me perdí los eventos en "La milla de aficionados" (Fanmeile), el área de fiesta más grande de Alemania que acondicionaron con pantallas gigantes para ver los partidos de fútbol. También estuve presente cuando el equipo campeón, la selección alemana, acudió a saludar a los fans a la Puerta de Brandenburgo. Fiebre futbolera, alegría total...y claro: unas cervezas para brindar.

 

-  De ahí en adelante, todos los días fueron ideales para seguir disfrutando de buenas cervezas. No sólo por la felicidad de que Alemania resultó ser campeón del mundo en fútbol, sino por los días cálidos, soleados, y los atardeceres maravillosos que se pueden apreciar en la capital del país teutón.

 

 -  Los fines de semana me dediqué a probar cervezas locales artesanales en los pubs que se caracterizan por tener "Craft beer", incluyendo la cervecería más pequeña de Alemania. Berlín se está convirtiendo en la capital de la cerveza artesanal en este país; hay muy buenas opciones, pueden ver algo al respecto en esta sección, aquí mismo en el blog: "Craft Beer en Berlín"



-  Acudí a los festivales, de todo tipo que se realizaron, especialmente a los de cerveza. Los más divertidos e interesantes fueron: Global Craft Beer Festival y Biermeile. Ahí probé calditos lupulados muy ricos de España, Holanda, Italia, Israel, Brasil, etc. Además, conocí personajes del movimiento de la cerveza artesanal en Alemania, Austria y en Europa. Sobre ambos pueden ver las reseñas en post anteriores en este blog. 

 
 
 

- Realicé paseos en bicicleta por el bosque con mi querida Valentina Capriolo, alrededor del lago Tegel, a la orilla del río Spree. Todos los paseos terminaban con una buena refrescada, es decir, con una buena fermentada. Gocé rodar y apreciar el verdor de la naturaleza por estos lugares del mundo.


 

- Disfruté las tardes con picnic a la orilla del río Havel, chapoteando y contemplando los patos, no sólo había rica comida, sino también bebida: de trigo, de centeno, de cebada, para variarle y no caer en la rutina. Aveces también con un buen vinito español...




Fué un verano para recordar,
¡muy futbolero, bicicletero y cervecero!.

¡Ciao ciao verano!
¡Gracias totales! 

20 August 2014

El encuentro con la Gorda María.

Aunque todavía estamos en agosto, el verano en el norte de Alemania, ya brilla por su ausencia. Los fuertes vientos, las hojas secas y la temperatura que ha bajado bastante en los últimos días, envían señales de que el otoño ya llegó, sutilmente está ya marcando presencia.
Señales de otoño. Temporada de manzanas a la orilla del río Havel. Hay tantas que se echan a perder. Los dueños de los manzanos, ponen letreritos de que son gratis, que se las lleven; aveces hasta ponen canastas o bolsas llenas, para que no tengan que juntarlas. 

Así que, antes de que haga frío, decidí dar un paseo en bici que desde hace tiempo tenía ganas de realizar: darle la vuelta al lago Tegel, que queda al noroeste de Berlín y que se junta con el río Havel.

La temporada de bañistas ya terminó. Ni un ser humano chapoteando, sólo aves descansando y tomando los últimos rayitos de sol. El lago Tegel.

Según "google maps", fueron 18 kilómetros recorridos en una hora y pico; sin embargo, el tiempo que hice fué de casi tres horas, ya que mi velocidad no es la más rápida, además de que hice varias pausas para contemplar y fotografiar el paisaje.


450 hectáreas es el lago Tegel, pero las islas ocupan unas 54 hectáreas. El Lago Tegel, es el segundo más grande de Berlín, después de Muegelsee.

Parte del recorrido ya lo conocía, se ve el lago maravilloso. La otra parte, era la que despertaba mi curiosidad: tomar el "ferry" que cruza el río Havel y te lleva a la otra orilla, para pasear y ver el lago desde otra perspectiva; además, quería llegar al bosque Tegel, donde se encuentra el árbol más viejo de Berlín llamado "Dicke Marie", la gorda María. 


Cruzando el río Havel en el barquito. Tiene un costo de 1 Euro por persona y bici. Dura unos cinco minutos el trayecto: express. También caben autos.

Debo decir que en el bosque sentí un poco de miedo: no había ni un humano cerca, yo, con mi bici, la única visible de los invisibles... ¡ay, nanita! no quisiera invocarlos. Por cierto, siempre que voy a un bosque comprendo porque hay tantas historias, relatos, cuentos y leyendas que suceden en este contexto, uno hace contacto con sus demonios internos o con su luz más profunda, como gusten llamarle, el caso es, que la fantasía explota y uno inventa e imagina hasta lo que no...

El bosque Tegel tiene 2169 hectáreas. No lo recorrí todo, sino la parte que rodea al lago. Hay animalitos silvestres, como venados, pero no ví ninguno...

La Gorda María, un gran roble, tiene casi mil años de edad. 
Altura del árbol: 26 m. 
Diámetro: 210 cm.

Desde el año 1107 ha crecido y permanecido en el bosque, ha sido testigo del crecimiento de la zona, de la peste y de las guerras. Fué nombrado así por Alexander von Humboldt, cuando era niño y andaba jugando en el bosque con su hermanito, lo vieron y les pareció tan bonito e imposante que hasta le pusieron nombre.


Además, dicen que bajo la sombra de este antiguo árbol, estuvo Goethe, sentadito, contemplando la naturaleza y dejándose inspirar por el murmullo del viento. Un lugar mágico, con vibraciones extrañas. Así, lo sentí yo. 

La Gorda María :-)
Interesante paseo, abriendo temporada otoñal. Valentina y yo :-)

Paisaje de verano tardío, casi otoño.

13 July 2014

La llegada de Valentina Capriolo. Herzogin von Haselhorst-Spandau.

En Berlín, una de las ciudades con más usuarios de bicicleta en toda Alemania, la venta y compra de bicis es la cosa más común y de todos los días. Biciclos van y vienen, de todos los diseños, tamaños, precios y colores.

A través de Internet, es como se consigue la mayoría, como por ejemplo por Ebay, pero también en Facebook, a través de varios grupos. Aquí, diariamente hay anuncios de vender, comprar, cambiar o hasta regalar, sólo hay que estar atentos a la publicación de anuncios y rápidamente contactar al informante, ya que hay muchos interesados; pareciera que, las bicis en vez de rodar,
¡vuelan!.
 

En mi caso, por varias semanas estuve esperando un anuncio de alguna bici que me gustara y que se adecuara a mi gusto, deseo y presupuesto; sin embargo, no llegaba. Entonces, un día, decidí escribir una publicación en uno de los grupos en Facebook, expresando que deseaba de todo corazón una bici para mujer chaparrita. A los días, recibí un mensajito privado de una chica diciéndome que tenía una bici guardada en un sótano desde hace un año, que si me interesaba, me envió una fotito, y al verla virtualmente, me pareció ideal para mí, se veía enterita y lista para poderla usar, que en realidad era lo más importante. Así que, quedamos en que iría por ella. 

En cuanto la ví, aunque el asiento estaba un poco alto, supe que era para mí: bici para dama, diseño "city", estilo retro; freno en los pedales, freno de emergencia enfrente y tres velocidades. Lámparita coqueta, que aveces prende y aveces no. Pero en realidad, pedalear en la noche, nunca ha sido mi gusto, así que no creo la vaya a necesitar. Además, la chica me dió una fundita para ponerle en el asiento para que descansen mejor las pompitas... 

Una bici
¡que me encantó! y que desde que está conmigo, hace un par de días, me ha hecho más feliz la existencia.  Es que de verdad, es una maravilla pedalear una bicicleta, son esos pequeños enormes placeres de la vida.

Como ya es costumbre personal de ponerle nombre a mis bicis, grandes e inolvidables compañeras de aventuras, esta amiga color amatista, se llama: Valentina Capriolo, ya que al parecer es de origen italiano. A su arribo a tierras berlinesas ha sido nombrada: Herzogin von Haselhorst-Spandau (Duquesa de Haselhorst-Spandau).
 
Valentina Capriolo, Duquesa de Haselhorst-Spandau en el primer paseo por su nuevo territorio. Aquí a la orilla del río Havel a un lado de las cerezas. Gracias por llegar a mí, compañera de aventuras. La pasaremos ¡de luuujo! :-D
  

  Gracias C.L.    :-)


08 July 2014

Mi primer paseo en bici en Berlín. Thank you Bike Surf!

Increíble lo feliz que puede ser uno andando en bicicleta. Placer, gozo total. 
Y esta felicidad se acentúa aún más, al pedalear por la hermosa y fascinante capital alemana, mi ciudad favorita del momento: Berlín.

BikeSurf.Org en la Puerta de Brandenburgo. Foto: Yadira Espinoza

Así es, por fin ayer se cumplió mi pequeño gran sueño, gracias a "Bike Surf", un proyecto creado en el 2012 que se encarga de prestar bicicletas a viajeros con bolsillo pequeño o a personas locales que no tienen bicicleta, a fin de que recorran y conozcan la ciudad en el medio de transporte más económico, amigable y divertido que existe en todo el mundo y en todos los tiempos, desde su invento: la maravillosa bici. 

El sistema de préstamo funciona de manera muy sencilla. Todo se hace vía internet, a través de su página oficial Bikesurf.org:

1. Hay que registrarse como usuario, llenando un pequeño formulario y envíar una copia de tu pasaporte.
2. Se elige tamaño de bicicleta, dependiendo la estatura, además de fecha en que se requiere la bici. Puede ser un día o varios.

3. A las horas o día siguiente, el staff, te envía un e-mail confirmando préstamo de bici, con las condiciones de uso, indicaciones de donde pasar a recogerla y clave del candado.
4. El día acordado, vas y recoges tu bici al lugar indicado.
5. Pedaleas, disfrutas y cuidad la bici, y al final del paseo, la regresas a donde estaba, asegurándola de nuevo con el candado.

Además de Berlín, el proyecto de Bike Surf existe en Darmstadt, Dublín, Santiago de Chile, y en otras ciudades de Polonia y Noruega. Esperan que con el tiempo, otras ciudades se vayan apuntando a la lista, la invitación está abierta a todos los interesados. Echen un vistazo: bikesurf.org

¿No es fabuloso?

¡Aaaah!, como disfruté mi primer paseo en bici. 
El primero en Berlín, y el primero después de tanto tiempo sin poder subirme a una bici por el motivo que ya les he compartido en entradas anteriores.
 
 

Lunes 8 de julio del 2014.
Cuando los cachetitos sienten el viento de la libertad, es como volar.


Al ir a recoger mi bici al lugar indicado y después de abrir el candado con el código secreto, lo primero que hice fué subirme y bajarme varias veces, ajustar el asiento y dar una vuelta de reconocimiento, frenando varias veces y de repente haciendo levemente "zig zag" en la banqueta. Al ver que no me dolía nada, que me sentía segura, agusto en la bici y que funcionaba perfectamente, sonreí, y así me quedé. Entonces, con sonrisa de oreja a oreja, me lancé con precaución al ruedo citadino, a la ciclovía, al igual que muchos ciclistas capitalinos, que día a día comparten la calle con peatones, autos y autobuses...

Conforme le daba a los pedales, me iba acostumbrando y sintiendo segura. Tenía una idea de a donde quería ir, pero no sabía como llegar, así que siguiendo un poco mi intuición, y otro tanto, siguiendo algunos ciclistas, fuí acercándome a la zona turística.





Ahí, en el distrito llamado "Mitte", fuí pasando por: Fiedrichstraße, Französische Straße, Unten den Linden, Puerta de Brandenburgo, la calle 17 de junio, donde ahorita está la zona para ver los partidos del Mundial, "Fanmeile", de la cual ya les había comentado en otro post.

Luego, recorrí algunos caminos del hermoso Tiergarten, el parque más grande de la zona, el cual ahorita está en todo su esplendor. Hice una pausa, me senté en una banca, bajo los frondosos e históricos árboles, me devoré mi sandwich de quesito con tomate y leí otro capítulo de mi libro en turno, el cual me lleva directito y sin escalas a Japón.




Después de regresar en mi imaginación de la isla japonesa, continué el recorrido ciclista por Berlín, pasando por el edificio Reichstag, donde sesiona el Parlamento Alemán y cuya cúpula simboliza la reunificación alemana; luego, la Oficina de la Canciller Alemana y la estación principal de trenes. 

Tomé una foto, miré el cielo, y lo ví casi negro, entonces, decidí que era hora de regresar. De nuevo, seguí mi intuición... y el río. "Todos los caminos llevan al río y de ahí, surgen otros caminos", bueno, lo digo yo. O mejor como dijo John Ray: "El que no sabe por qué camino llegará al mar, debe buscar el río por compañero". 


En fin, sin planearlo tanto, el regreso lo hice por la orilla del río Spree, hasta encontrar la Friedrichstrasse, la cual en se momento, estaba llena de ciclistas, sin autos, por lo que le aplasté al pedal con ganas, sintiéndome muy agusto, libre y "cool", yo, cuerpecito latino pedaleando en Berlín. Así iba, en euforia total, cuando de repente
¡zas! que me sorprende la lluvia: primero gotitas, luego gototas...y luego ¡aguacero!. Mis lentes se empañaron, cabello mojado, blusa ¡empadada!, pero aún así, con ese look de regadera, me sentí totalmente feliz, por lo que seguí pedaleando muy sonriente, enseñando todos los dientes. 
  
Con la lluvia me desorienté aún más, aún así, después de dar varias vueltas por el mismo lugar, atravesar grandes avenidas y cruceros, esperar a que cambiaran a luz verde los semáforos y saludar un par de veces al chofer del turibus, llegué al lugar de inicio. Estacioné la bici, la aseguré con su candado, le tomé otra foto, la abracé y le dí las gracias.

Entonces, me alejé caminando rumbo a la estación del metro, aún con la blusa húmeda y ya con las piernitas y pompis adoloridas, volteando de vez en cuando hacia atrás para ver de reojo a la bici, que yacía amarradita en su poste, esperando el siguiente usuario bicicletero.


Sin duda, una experiencia inolvidable para compartir. Berlín es muy amigable para andar en bici. Con todo mi corazón, recomiendo vivir la experiencia en pedales, y por supuesto recomiendo buscar y apoyar a Bike Surf.   

Gracias, Thank you, Danke schön! :-D

BikeSurg.Org - Tiergarten, Berlín. Foto: Yadira Espinoza
Anexos. De tan emocionada que estaba tomé un par de vídeos, los comparto, aunque no sean nada originales o innovadores ;-) 


12 August 2013

¡Finalmente me subí a la bici! o el pronto regreso de la catadora en bicicleta

A casi cuatro meses del desgarre muscular en ambas pantorrillas, el cual me forzó a hacer una pausa en este 2013, les comparto, todavía con lágrimitas de felicidad, que hoy lunes 12 de agosto, ¡hice mi primer paseo en bici!. ¡Yeaaah!

Temblorosa, y con ojitos llorosos dí una vuelta a pocos metros a la redonda: desde el bordo de la banqueta me subí con mucho cuidado a la bici y lentamente comencé a darle a los pedales...las ruedas de "La reina Azul de los mares" giraban poco a poco entrando en confianza... reconociéndonos. Avancé por el tramo del boulevard, esquivando cuidadosamente los bordos y baches, escuché al perro ladrar, el gato miau miau, la moto rum rum, y el fiu fiu del albañil. Llegué hasta la playa, contemplé las nuevas palapas, saludé a las olas y me senté a escucharlas, mientras un ave misteriosa me observaba.


 

Una mañana de miedo, esfuerzo y un buen logro, por lo que me merezco un premio de los que me gustan: una Indian Pale Ale que me ha estado esperando por varios días en mi "bodeguita del tesoro".. Así las cosas en este lunes veraniego. Así las cosas con este cuerpecito latino mermeladesco chocolatoso, maltoso y lupuloso con casquito de hormiga atómica, casi de nuevo: catadora en bicicleta. ¡Feliz lunes a tod@s! :-)




26 June 2013

Nostalgia total

Extraño mi bici y el movimiento normal de mis piernitas...camino como patita o tortuguita, depende la hora del día y el dolorcín "engarrotado" en las pantorrillas. Todavía me faltan algunas semanas para regresar al rtimo normal que me caracteriza, mientras tanto, por las tardes, dibujo bicicletas y mojo mis hartas ganas de pedalear en una buena fermentada... 

¡Saludos bicicleteros sobre una hoja de papel! ;-)


08 June 2013

El río, el barquito, las Zwick'l y el porrazo estilo BMX

Es momento que todavía no me repongo del desgarre muscular en ambas pantorrillas, ya voy para la sexta semana en reposo forzado... y extraño mi bici. Entonces, recordé que no les he compartido algunos momentos bicicleteros y refrescantes que viví en Alemania con la "Amapola del Norte", la bici que les había comentado me prestaron y que durante unos diez días - antes de la inesperada y dolorosa lesión- la pedalié lindo y bonito: el meritito "Día de la Bicicleta" me tocó disfrutarla; así como también realicé varios paseos en el pueblito donde me hospedaba en Renania del Norte Westfalia, y algunos recorridos por la orilla de los dos ríos que rodean la bella zona.

En uno de esos recorridos ciclistas, aún con frío y vientazo helado en la carita, me tocó recorrer varios kilómetros a lo largo del río Werre, luego el río Weser, y por primera vez, éste último cruzarlo en el barquito llamado "Amanda", el cual transporta de un lado a otro peatones y ciclistas, por un costo de dos Euros. 




Ese día, del otro lado del río Weser, recorrí algunos campos, pasé por un aeropuerto pequeño y llegué hasta un lago, donde había un fabuloso restaurante, ahí, hice una parada placentera para refrescar el cuerpecito. Tuve la fortuna y sorpresa que vendían unas cervezas Zwick'l y que las servían en un bonito tarro de cerámica, original de la cerveza. Me tomé dos, y como no había comido, pues las sentí pegadoras je je...

Cervecería: Bayreuther Bierbrauerei
Origen: Bayreuth, Alemania
Estilo: Kellerbier

Alcohol: 5.3%
Aromas y sabor a malta, caramelo, melaza. Un ligero sabor a lúpulo. Es una cerveza no filtrada. No la describo más porque ya no me acuerdo, pero sí sé que estaba deliciosa, muy refrescante e ideal para disfrutarla donde la tomé: con vista a un bonito lago. 
 


Fué uno de los mejores paseos en bici durante mi estancia en Alemania: día soleado, casi primaveral, no mucho tráfico de ciclistas en la vereda, el conductor del barquito, un señor ancianito muy amable y simpático me preguntó si era de Filipinas; además, miré a algunos pajáritos revoloteando en la pradera. ¡Ah! y de regreso me caí de la bici, je je, les digo, las Zwick'l estaban poderosas: al intentar "saltar", "rampear" un bordito de la banqueta, creyéndome conductora profesional BMX, ¡zas! dí el porrazo en plena calle, por suerte no venían autos y no me lastimé. ¡Qué oso! 

Aún así, buenos recuerdos, buena experiencia... y ¡ya se me antojó una Zwick'l!, así fresquita, así de sabrosita en el tarrito...¡Saludos!

 

18 May 2013

La "Amapola del Norte"

Durante mi estancia en Alemania, tuve la fortuna y placer de que me prestaran una bicicleta :-). Una bicicleta que se adaptó a mí, en tamaño y velocidad, en peso y en dejarse llevar...la llamé la "Amapola del Norte" ("Die Mohnblume des Nordens").

Esta bici perteneció a una señora de nombre "Hanelore", el cual se leía en el llaverito que portaba la llave del candado. La señora, a quien me tocó conocerla y saludarla un par de veces, ya falleció. Sus familiares querían tirar la bici porque nadie la utilizaba y no cabía en el sótano; afortunadamente no la tiraron y me sirvió para transportarme en el pueblito, además de que me provocó muchas sonrisas y felicidad. Hanelore, Danke! :-)

La usé las primeras dos semanas - antes de mi desgarre en ambas pantorrillas - para pasear por los alrededores del pueblito en Renania del Norte Westfalia, donde estuve gran  parte del tiempo. La mayoría de los paseos fueron a lo largo del río Werre y río Weser, disfrutando en cada rodada el paisaje natural, y contemplando el movimiento de las aguas cristalinas y frías, rumbo al Mar del Norte; además, me tocó apreciar la despedida del invierno y el hermoso nacimiento de la primavera.
Cabe mencionar, aunque seguro ya se habrán imaginado, que a mitad o al final de cada pedaleada, pues realizaba alguna merecida pausa para refrescar el cuerpecito latino con una buena fermentada maltosa y lupulosa.

Primer paseo o el día que me entregaron a la bella "Amapola del Norte"

Aunque no alcanzaba a subirme fácilmente al asiento, me subí como pude a la bici y le dí al pedal... se movía poquito el manubrio, pero aún así, seguí, le dí la vuelta a la cuadra. Me bajé, me volví a subir hasta que le fuí perdiendo el miedo, es que aquí entre nos, una bici muy alta no es para mí, tengo anécdotas de que no me supe bajar y azoté en media calle y banqueta, las cicatrices en el antebrazo, codo, rodilla y pantorrilla derecha, todavía me lo recuerdan, pero esa es una historia que será contada en otra ocasión ;-) 




Una vez que le tomé confianza, aumenté el radio de circulación y me fuí alejando: pedalié por las banquetas, crucé las calles, esperé los semáforos en rojo, moví los brazitos para marcar vuelta a la derecha o a la izquierda. Fuí pedaleando con más fuerza y ritmo, relajándome y sintiéndome bien, muuuy bien en ella, hasta que empecé a apreciar el viento en mi carita, el solecito en mis cachetitos y esa sensación de libertad que es común y normal al conducir una bici...¡ah! definitivamente, no hay nada comparable a ese sentimiento: ¡libertad, alas, felicidad!

Dí un paseo por el pequeño bosque, visité a los patitos en el arroyo y me senté en una banca a leer un libro...